Y llegó la hora nona, y el hábito se convirtió en blanco y negro; y la luz se tornó tiniebla para llevarte al sepulcro;mecido por unos pies que pasean una dulce amargura, con los corazones rebosantes de misericordia.
Y el oxigeno se transformó en incienso, y otro año más, tu pueblo te lleva al sepulcro.
Y llegó el Viernes Santo, y con él, sus hermanos,otro año más, otra Semana Santa y la misma hermandad.
Hermanos, ya está todo preparado, ya está escrito, ya llegó el momento. Que tengáis una buena estación de penitencia, y que el Santísimo Cristo de la Misericordia y su Bendita Madre, la Virgen de la Amargura, os acompañen.
Feliz estación de Penitencia
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